Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com ´SOS EDUCACIÓN´, EL DIARI DE L’EDUCACIÓ - M. VICTÒRIA GÓMEZ | Col·legi Oficial de Pedagogia de Catalunya

INICIO > El COPEC > Comunicación > Prensa

"SOS EDUCACIÓN", EL DIARI DE L’EDUCACIÓ - M. VICTÒRIA GÓMEZ

Col·legi Oficial de Pedagogia de Catalunya >  > "SOS EDUCACIÓN", EL DIARI DE L’EDUCACIÓ - M. VICTÒRIA GÓMEZ

EL DIARI DE L’EDUCACIÓ - 25/06/2025

SOS EDUCACIÓ

M. Victòria Gómez, presidenta del COPEC

Hace días que el silencio es extraño. ¿Dónde están los resultados de las pruebas de competencias básicas de primaria y secundaria? Pues todavía no han llegado, pero la consejera de Educación ya nos ha preparado el ánimo: no serán buenos. Vaya, ¡sorpresa!

Tampoco es que haga falta ser clarividente. Hace años que el sistema educativo va de mal en peor, o en caída libre, y eso no se arregla con dos retoques y una rueda de prensa optimista. La propia consejera lo dice: “no es un objetivo del gobierno, es una necesidad del país”. Y sí, el panorama pinta como una necesidad urgente.

Una de las grandes asignaturas pendientes es la famosa escuela inclusiva. ¿Bonito término, eh? Pero cuando bajamos a la realidad, la cosa chirría. Solo hay que escuchar a los estudiantes de máster que acaban de hacer prácticas en escuelas del país. Hay que decir, no salen muy entusiasmados.

Aquí algunos de sus comentarios:

  • “El discurso inclusivo y lo que pasa en el aula son dos películas diferentes.”
  • “Nos exigen demasiado para ir solos. No estamos preparados para tanta diversidad.”
  • “La inclusión es posible… si hay recursos, liderazgo pedagógico y ganas reales de hacerlo.”
  • “Necesitamos más formación.”
  • “Harían falta equipos de orientación estables, no solo visitas puntuales.”

Estas reflexiones, que pueden parecer duras, no son excepcionales. Son el reflejo de una realidad que se vive cada día en las escuelas e institutos de nuestro país. Pero en medio de esta sombra, la Consejería ha anunciado la incorporación de más profesionales para el próximo curso. Una buena noticia… o quizás no tanto. Se anuncian nuevos profesionales para el curso que viene: docentes y personal de atención educativa. Pero… ¿quiénes son exactamente estos nuevos salvadores? Y aquí empieza la confusión.

Quizá estamos hablando de pedagogos/as, que según el Libro Blanco de la Pedagogía (CODE), son expertos en procesos educativos, innovación, orientación y, atención, inclusión real. El/la pedagogo/a destaca como un experto/a en dirección de instituciones formativas y procesos de orientación y asesoramiento pedagógico/formativo, así como en la aplicación de metodologías inclusivas que promuevan la equidad y el respeto a la gestión de la diversidad en grupos y organizaciones.

El/la pedagogo/a tiene, además, una sólida formación epistemológica, teórica y metodológica que lo/la capacita para promover innovaciones pedagógicas orientadas a mejorar la calidad y eficacia de los procesos de cambio educativos y formativos desde una consideración técnica y ética a la vez. Suena bien, ¿verdad? Pues ahora sería necesario que se les dieran el lugar y las herramientas para hacer lo que saben hacer.

Pero seamos claros: añadir más profesionales no es la varita mágica. Necesitamos docentes y profesionales de atención educativa formados, pero también cuidados, respetados y no quemados como tostadas un jueves por la mañana. Y quizás debería preocuparnos más un dato que nadie parece mirar: las bajas laborales de los maestros y de estos profesionales. ¿Cuántos no pueden más? ¿Cuántos se plantean no volver?

apostar por perfiles bien formados es imprescindible, pero no suficiente. También hace falta una transformación profunda en la cultura educativa. En una sociedad líquida y acelerada, necesitamos profesionales técnicamente preparados, sí, pero sobre todo maduros, resilientes y comprometidos. Y eso implica, también, revisar periódicamente su práctica, evaluarla y cuidarla, como ya se hace en otros países.

Educar hoy es más difícil que nunca, tanto para docentes como para familias. Redes sociales, falta de límites, la cultura del mínimo esfuerzo y, a menudo, la poca implicación familiar. Todo ello mientras se pide al profesorado que sea psicólogo, animador, gestor de conflictos y experto en diversidad. Con suerte, también podrá dar clases.

Es hora de afrontar la verdad: ¡la situación es grave! Pero todavía estamos a tiempo. Se necesita una mirada valiente para dignificar la educación y a sus protagonistas: Formación, guía y acompañamiento, recursos y cuidado del capital más importante que tiene la educación: sus profesionales.


LEE EL ARTÍCULO EN EL DIARI DE LA EDUCACIÓ


Fecha de publicación: 25/6/2025