INICIO > El COPEC > La voz del COPEC
INICIO DE CURSO: ¡VOLVEMOS A LA ESCUELA: TODO UN RETO!
Un nuevo curso escolar se abre paso, y con él llega un abanico de emociones, expectativas y también inquietudes. La vuelta al cole nunca es una rutina mecánica: es un momento de transición que afecta a niños, adolescentes, familias y docentes.
Para los más pequeños, el inicio de curso suele estar teñido de ilusión: estrenar el material escolar, descubrir quién será el nuevo tutor o tutora, reencontrarse con los compañeros que no ven desde hace semanas… Es un ritual que genera entusiasmo y ganas de empezar. Pero a medida que los chicos y chicas crecen, aparecen otras inquietudes más complejas: ¿encajaré con el grupo? ¿Seré capaz de seguir el ritmo? ¿Me sentiré motivado o me aburriré?
Por eso, la vuelta al cole va mucho más allá de preparar la ropa, la mochila y los libros. Es, sobre todo, un proceso de preparación emocional y social.
Las noticias nos adelantan las novedades que marcan el curso: más docentes y recursos, nuevas normativas (como la prohibición del uso del móvil, relojes inteligentes y pantallas dentro del aula), límites de alumnos y, a la vez, un aumento de estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo. Todo ello configura un escenario cada vez más complejo que requiere implicación colectiva.
Desde el COPEC, vemos el sistema educativo como un taburete de tres patas: escuela, familia y entorno sociocultural. Solo si estas tres patas están bien equilibradas podremos garantizar una educación sólida y significativa.
La familia: la primera educadora
La familia es el primer espacio de aprendizaje, y su papel es clave para generar hábitos y actitudes positivas.
¿Qué podemos hacer desde casa? A modo de ejemplo...
- Conversar con los niños/as y adolescentes. Preguntarles qué esperan del curso, qué retos quieren alcanzar y ayudarles a definir objetivos concretos y evaluables. Un objetivo sin un plan realista es solo un deseo que dura como una estrella fugaz. No hace falta que sean grandes metas: leer tres páginas al día, hacer los deberes a la hora establecida, ordenar el material o mantener limpio el espacio de trabajo. Pequeños compromisos que generan responsabilidad y autoestima. Sin compromiso no hay interés. Como decía Séneca: "Cuando no sabes a dónde navegas, ningún viento es favorable".
- Predicar con el ejemplo. Observar es una forma de aprender; de hecho, aprendemos de forma inconsciente, así que imitar lo que hace otra persona es un aprendizaje sin esfuerzo y automático. Si queremos que nuestros hijos e hijas lean, leamos nosotros. ¿Por qué Finlandia tiene el indicador más alto en comprensión lectora? ¿Forma parte del currículo de manera específica? ¡No! Simplemente los padres leen mucho, las bibliotecas son importantes y padres, madres e hijos/hijas van juntos como quien va al cine.
- Autolimitarnos en el uso de pantallas. Si queremos que nuestros hijos e hijas limiten el uso de pantallas, seamos los primeros en hacerlo. El mensaje “haz lo que te digo y no lo que hago” no funciona. Nuestros hijos e hijas aprenden sobre todo de lo que nos ven hacer.
- Acompañar sin sobreproteger. Estar presentes, escuchar y dar apoyo, pero también dejarles experimentar, equivocarse y encontrar sus propias estrategias. La confianza es un regalo educativo imprescindible. Hay que dar espacio para expresar emociones, frustraciones y miedos. Escuchar, con escucha activa, sin interrumpir, sin poner caras, sin ponerse nervioso, vale más que cualquier otra acción.
La escuela: un espacio de descubrimiento y exigencia
- Necesitamos maestros y docentes motivados, que amen a los niños y adolescentes y sean a la vez exigentes. Docentes que sepan cuál es su papel, cercanos pero no colegas. Docentes que tengan en cuenta que la sociedad ha cambiado, que ha cambiado el nivel de exigencia y la madurez del alumnado –por una serie de factores que ahora no enumeraremos–, así pues debemos tener presente que cada vez hay más alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, alumnado con más dificultades de aprendizaje, pero hay que pensar y descubrir que cada alumno es excepcional en algo y a nosotros, como docentes o como orientadores/as, nos toca descubrirlo. Y esta aventura de descubrir la excepcionalidad de cada personita es lo que hace este trabajo apasionante y humano.
- Hacer un diagnóstico o radiografía de lo que ocurre es muy sencillo, y más en este tema donde todo el mundo se cree experto, pero si lo comparamos con el ámbito sanitario, vemos que todo médico, tras el diagnóstico, aporta una solución, un tratamiento, una terapia. ¿Por qué no lo hacemos en el mundo educativo donde tanto nos jugamos? Siguiendo con la práctica clínica, es habitual ver equipos reunidos para buscar la mejor solución para el paciente, una solución personalizada y no genérica. Esta es la tarea del pedagogo/a o psicopedagogo/a: plantear el caso y buscar la solución óptima. Dentro del equipo clínico hay personas con distintos roles y tareas, pero nunca he oído decir que un jefe de departamento o cirugía "nunca ha pisado un quirófano o un hospital". ¿Por qué, en el caso de los profesionales de la pedagogía y la psicopedagogía, se permiten estas licencias por parte de algunos profesionales del sector educativo?
La sociedad: el espejo
El tercer pilar del sistema educativo es el entorno sociocultural. No podemos pedir a niños y adolescentes que valoren el esfuerzo y el conocimiento si la sociedad les ofrece constantemente modelos opuestos.
¿Nos hacemos preguntas con suficiente frecuencia?
- ¿Qué mensaje transmitimos con los contenidos televisivos, musicales o digitales que consumen?
- ¿Qué actividades culturales y deportivas ponemos a su alcance?
- ¿Qué referentes exaltamos como sociedad?
- ¿Cuántas aportaciones positivas recibe el Departamento de Educación para mejorar los resultados que no estén condicionadas por intereses partidistas o económicos?
- ¿Por qué no contar con equipos técnicos, con valía, que trabajen para mejorar el sistema?
- ¿Nada de lo que se había hecho hasta ahora tiene valor? ¿Hay que empezar siempre de cero? ¿Quién se compromete a qué?
- ¿Es noticia alguien que abandona su trabajo porque no puede más? ¿Síndrome de burnout? En muchos ámbitos no es noticia, en educación SÍ. ¿Por qué?
- ¿Se permite el mismo desprecio en otros entornos laborales como empresariales, deportivos o clínicos?
La crítica es fácil, pero lo que realmente hace falta son propuestas constructivas.
Conclusión: alineando las tres patas
De la misma manera que de vez en cuando se alinean los astros, también debería alinearse este triángulo educativo formado por familia, escuela y sociedad. Solo cuando las tres patas del taburete trabajen en la misma dirección podremos ofrecer a nuestros niños y adolescentes una educación plena, ambiciosa y humana.
La vuelta al cole es, pues, un reto compartido. Y, como todo reto, puede vivirse con inquietud o con esperanza. La alegría y la actitud positiva son elementos imprescindibles en nuestro día a día como docentes, como familia y como sociedad.
Pensemos en ello. Marquémonos objetivos o retos y animemos a los demás a hacer lo mismo. Busquemos procesos de mejora. Entre todos, haremos que este momento del año no sea solo el inicio de un curso, sino la oportunidad de un crecimiento personal y colectivo.
Dra. en Pedagogia
Presidenta Col·legi Oficial de Pedagogia de Catalunya
Fecha de publicación: 8/9/2025





